Es extraña la vida, como cambian las cosas y como te das cuenta de tantas otras.
Tal vez este destinada a ser una persona rota, fría y fuerte a base de palos, tal vez acabe impenetrable como todo adulto.
Los ves reír, besar, hablar, pero también notas como una fina indiferencia y frialdad en su forma de vivir.
Tal vez sea lo mejor, y que desaparezca esa estúpida idea de que las cosas son para siempre y que confiemos en alguien totalmente, esa persona que crees que va a ser tu compañero de viaje sin secretos y sin cambios de sentido.
Pero al menos he conseguido una cosa, una vez más he entendido a una persona que antes no entendía del todo y ahora sí. Yo tenía razón con aquel miedo que tenía, y estoy cansada, tan cansada de esto.
Se acabó por un largo tiempo, voy a notar el frío, la impotencia, la rabia, el dolor y el odio.
Voy a congelar mi corazón del todo y a olvidar, porque si no va a explotar y no quiero perder la esperanza en la vida, en el amor y en las personas que tal vez valgan la pena.
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