Los giros inesperados en nuestra vida son realmente importantes. Puede que nos veamos débiles e incluso sin fuerzas de continuar, sin ganas de un futuro nuevo y desconocido.
Es duro, muy duro sobreponerse, contener las lágrimas, mirar al horizonte y saber que nada cambia a tu alrededor, sólo tú y que eres lo suficiente valiente y poderosa como para sonreír y decir : "Estoy bien."
Aunque tengas el corazón roto y te aterrorice el resto.
No quieres ver el final aunque lo tengas delante de tus ojos.
El lienzo se borra, se desdibuja cada recuerdo no consagrado, cada esperanza, cada ilusión, cada palabra.
Queda manchado, emborronado.
¿Quién debe creer en la esperanza? ¿O en la ilusión?
Y aún así permanece en un rincón palpitando.
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